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Hasta tú puedes ser el cangrejito ñañaña 🦀

Viernes, 21 de julio de 2023

[Fruta]

Te ha pasado que…

Año 2014: Nestea presentó una serie de comerciales con canciones de Los Amigos Invisibles. ¿Este? “El del sobón”… que hoy no sería muy querido

 

🤩📺😱

 

Hola. ¿Me reconoces? Soy yo, tu inconsciente. Quizás no siempre te des cuenta, pero a menudo te hablo para decirte cosas que no habías pensado. Imagina que soy Gilberto Correa caminando por un set. ¿Has escuchado hablar de las cuñas publicitarias en Venezuela? ¡Esas pequeñas estrellas de la radio y la televisión que nos acompañan desde hace décadas! Bueno, resulta que muchas de ellas tienen un parecido a nosotros –sí, me considero parte de ti– y eso es lo que quiero que te des cuenta.

 

La enciclopedia audiovisual venezolana es el más agradable desbloqueador de recuerdos por excelencia. Si tal cosa como una enciclopedia así existiera, claro. Por un lado, cuando olvidamos algo es porque perdimos el interés por dicha referencia o tenemos otra cosa que nos envolvió lo suficiente para dejarlo atrás. Y nosotros, vamos a estar claros, hemos tenido mucho trabajo.

 

Pero no nos desviemos, volvamos a las cuñas. Cada vez que nos preguntan por alguna de ellas, muy probablemente encontrarás respuestas tipo la niña del jamón Plumrose, un cangrejo exhibicionista o esa señora medio rara del limpiador de pocetas Mas que, por algún motivo, a todos les agrada. Los raros somos nosotros, en realidad. Pues ese es justamente el punto. Todos los demás también son bichos raros como los personajes de esos comerciales e, incluso, podrían decir como diría Juan Gabriel: «Te pareces tanto a mi».

 

«No sé quién sería yo, pero siempre le echo broma a mi hijo menor porque se parece a Fido Dido, el personaje de 7up. A mí, más de 20 años después, me resultan inolvidables esos comerciales. Fido Dido, además de alegre, me hacía reír y no sé si es el karma –en el buen sentido– o qué, pero el parecido es innegable»: Valery.

 

Pero eso no fue todo. Conforme pasaban los años, las cuñas evolucionaban, se volvieron más sofisticadas, ¡y hasta más creativas! No es que un muñeco flaco, espigado y con tres pelos de sombrero no lo sean, pero comenzaron a tocar aspectos que nos pueden ocurrir a uno, que ni siquiera sabe que esas cosas siempre tienen una explicación.

 

«Un placer culposo que tengo, y que en realidad muchos tenemos, es que hablamos solos en el espejo del baño. Es algo normal, ¿pero sabe lo extraño que miran a uno cuando alguien entra mientras hago muecas? Eso lo relaciono mucho con el comercial que tenía Vencerámica en los 80’ en el salía un hombre bailando en el baño y jugando con la toalla»: Andrés.

 

Eso a ti no te pasa, y si te ocurre, no hablas conmigo. Pero no importa, lo conversamos luego. Aquí lo que nos interesa ahorita son las similitudes. A lo mejor vemos un comercial con un personaje no hace lo mismo que nosotros, pero nos mete ideas en la cabeza que perfectamente podrían ocurrir. Vamos con un ejemplo práctico…

 

«Sin dudas, yo sería como César Augusto, el chamo que salía en un comercial de Polar Ice. Había una donde él armaba la mega rumba –como de costumbre– pero esta vez lo consigue el papá y César Augusto le dice que es porque por fin se graduaron. Y bueno, hasta el papá se une a la fiesta. Estoy cerca de graduarme de ingeniero y después de tanto tiempo y paros, cuando me gradué voy a terminar como César Augusto, y espero que mi papá también».

 

Ese ejemplo es de Elí, otro pana que aceptó mandar un voice para esta Guarapita con tu otro yo. Y si te pones a ver, así nacieron las primeras cuñas publicitarias en Venezuela. Eran tan ingeniosas que la gente quedaba pegada riendo con cada mensaje y hasta se sabían de memoria los jingles! Un último ejemplo y nos vamos…

 

«Mi mamá sería Carlos Angustia. Ese era de un comercial de seguros con un tipo que no dormía pensando que lo iban a robar. Con el mínimo ruido se levantaba. Así es ella. A veces estoy hablando de cualquier cosa, películas, por ejemplo, con mi hermano. Alzamos la voz porque somos gritones, y ella se levanta asustada pensando que nos estamos peleando: ‘¿Qué fue? ¿Qué fue?’. Es muy gracioso»: Luis.

 

En fin, no nos vamos a poner de acuerdo. Yo te podría comparar con las cotorras que ahorran y seguirías siendo igual de dicharachero que siempre. Aunque no lo creas, eso es más bueno que malo: tenemos un sentido de humor y pertenencia lo suficientemente fuerte para que se abracen y nos hagan sentir nostalgia. Y, sobre todo, tenemos cuñas para tirar al techo.

 

[Caña clara]

La voz creativa 

Del imperio de la TV abierta y la prensa escrita a la publicidad concebida para Internet y las redes: la creativa Ruth Urbáez hizo la transición y sobrevivió en el intento.

 
La comunicadora Ruth Urbáez empezó a trabajar como creativa publicitaria en un momento estelar de la televisión venezolana, a mediados de los años 90. En estas casi tres décadas ha presenciado el desplome de un país y de una industria (Fischer Grey, la agencia en la que ella empezó, ya no existe), pero también su resistencia y su transformación en otra cosa totalmente distinta. Nos echó algunos de sus cuentos:

 

—¿Cuándo llegas como novata a una agencia de publicidad, cuál es la primera “papa caliente” que te lanzan encima?

—Me tocó llevar la cuenta de McDonald’s, que es uno de esos clientes con una demanda de trabajo tan fuerte que hacen sufrir a los equipos de las agencias publicitarias, mucha gente renuncia, etcétera. Es como un monstruo de siete cabezas. Yo lloré de estrés y perdí el pellejo. Si no me equivoco, uno de mis primeros trabajos fue la campaña de McDonald´s para el lanzamiento de Toy Story 2 (1999). Pero a pesar de todo lo que lloré, armé un equipo sensacional. Uno de los creativos que tuve conmigo fue nada menos que Luis Irán, el músico que luego formó parte de bandas como Los Paranoias. Un talento publicitario excepcional. En publicidad se sufre mucho, pero también se goza mucho.

 

—Uno tiene la impresión de que la gente dejó de consumir publicidad por televisión abierta o de cable. ¿Es realmente así? 

—Ese es uno de los eternos temas de debate dentro de la publicidad, al menos en Venezuela. A mí me tocó trabajar en agencias como Publicis en las que producíamos 150 comerciales de TV anuales, una barbaridad. Teníamos una industria muy fuerte. En Cannes, que no solo es el principal festival de cine del mundo sino también de la publicidad, sigues viendo el lomito de lo que se está produciendo para la TV global, por ejemplo en cuanto a campañas inclusivas. Para mí, el streaming cambió la historia del consumo de contenido. Tengo 55 años y lo que consumo, básicamente, está en YouTube o Netflix. Podríamos decir que en Venezuela la TV abierta no sirve básicamente para nada, y que los chamos viven pegados al teléfono. Pero en general la televisión sigue siendo un medio de comunicación con gran alcance.

 

—¿Una cuña de TV que siempre recuerdes, pero como espectadora?

—Por supuesto te podría mencionar los jingles de chicles Adams que eran verdaderamente pegajosos, la cuña de la boda de las compotas Heinz, las campañas de Graffiti que rompieron esquemas o el “tucutucutucutú” de Belmont. Todas las mujeres queríamos ser una chica Belmont en esa época. Pero te voy a mencionar una menos conocida: un comercial del periódico El Diario de Caracas con un testimonio muy emocional e íntimo. Era sobre una chica que trabajaba en un laboratorio, si no me falla la memoria, y decía que su sueño no era casarse ni tener hijos, sino consolidarse como profesional. Aquello me tocó mucho, me hizo sentir identificada, porque estábamos en una época en la que a la TV la llamábamos Publicilandia, todo era feliz, bello y estereotipado.

 

—Para alguien que nunca haya estado en un departamento de creativos publicitarios, ¿cómo lo describirías?

—Más allá de todo lo que ha ocurrido con la televisión, hacer una cuña para TV sigue siendo lo máximo para un creativo publicitario, es como la posibilidad de hacer una peliculita que dura 30 segundos. Es algo extremadamente costoso, por eso ya casi no se produce para TV en Venezuela. Aparte de eso, en publicidad hay un momento maravilloso que es desarrollar el insight: los deseos más profundos de los consumidores, que casi nunca se expresan de manera verbal. Es un concepto muy profundo, que con frecuencia se desvirtúa en las agencias, pero que implica lecturas sociológicas, psicológicas y hasta antropológicas. También es emocionante lo que nosotros llamamos “hacer la bajada”: llevar todas las ideas y los conceptos al departamento de arte para materializar los productos concretos que se le enseñarán al cliente: las sinopsis, las paletas de arte, el storytelling con dibujitos. Lo que te puedo decir es que es un trabajo muy estresante, y al mismo tiempo, muy sabroso.

[Melao]

 
🐄 “Muuuuuchas gracias”. Leche Carabobo tuvo a toda una generación de chamitos (tanto a los que toman leche como a los intolerantes a la lactosa) demostrando su gratitud con un exceso de úes. Antes de que la–¿agradecida?– vaquita de Carabobo cayera en los guisos rojos, era toda una influencer que marcaba tendencia.

 

📰 “En el cambio está el futuro”. Aunque la vocesota de Iván Loscher lo hacía ver como la cuña de los Juegos Olímpicos, en realidad fue una súper producción que se lanzó el Diario de Caracas en 1992. Sí, mis niños, antes teníamos periódicos ¡con publicidad incluida!

🦀 “Ñañañaña”. En una pelea entre el cangrejo Brahma y el oso Polar, ¿quién creen que gana? Aunque no es una publicidad con el sello de “hecho en Venezuela”, todos tenemos tatuado en el lóbulo frontal la imagen del cangrejito mostrando las nalgas después de hacer una maldad. Solo por eso decidimos darle la nacionalidad.

 

📺 “Chaca la cuenta”. Antes de la fiebre del K-pop, teníamos la publicidad de los chinos de Inter. No pudimos evitar reírnos en su momento, pero sabemos que si la pasaran hoy en día, mínimo se ganaría “cachi chien” funadas en Twitter

 

🍞 “Pana panadeiro”. Le debemos una disculpa a la comunidad veneco-portuguesa por todas las veces que pedimos “cachito du jamón” con nestea mientras cantábamos esta publicidad de Nestlé. En nuestra defensa, era burda de pegajosa.

 

[Recién Embotellado]

✏️ La Fundación Gabo y el Banco de Desarrollo de América Latina busca premiar a los pequeños cuentacuentos de la región con su concurso "Macondo sí tiene quien le escriba". Si tienes entre 10 y 13 años de edad, amas escribir y tienes talento para contar historias, inscríbete aquí. Entre los premios hay un viajecito por Colombia y que tu texto salga publicado en un libro (físico y digital).

 

🎥 Celebramos el cine hecho en nuestras latitudes. Si quieres disfrutar de películas de Bolivia, Perú y Chile, no te pierdas el 1er Festival de Cine Latinoamericano y del Caribe 2023, organizado por el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA). Hasta septiembre podrás asistir a las proyecciones en el Trasnocho Cultural, la Cinemateca Nacional, el Cine Club Los Dos Caminos, la Plaza Los Palos Grandes de Caracas, entre otros espacios.

 

📚 Habemus ganadores del 8vo Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas. El magno evento de celebración será en la sede de la Poeteca, en Caracas, donde ganadores y finalistas del concurso harán una lectura de sus poemas. Si vas pendiente de disfrutar un rato chévere y escuchar buena poesía, la cita será el martes 25 de julio a las 4:30 pm.

 

🎤 Freestyle pero con respeto. El sábado 22 de julio será la final regional de Rap Sin Groserías en el restaurante Bro GastroBar de Maracaibo. Lo mejor de todo es que no solo escucharás las rimas prohibidas y el correcto uso del idioma español, sino que también la entrada es gratis. Para más información, clic aquí.

 

Como en una relación,

los usuarios valoran las marcas

que dan más valor del que piden

 

 

Leslie Bradshaw

 

 

Guarapita, un destilado de
Arepita