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Chiquitico y parrandero, Jesús agarra el lapicero ✍️

Sábado 2 de diciembre de 2023

[Fruta]

Te habla Jesús, alias el Niño

 

👶🎁🎄

 

Miércoles 20 de diciembre, 2023

 

Qué duro es ser el Niño Jesús. Me toca trabajar en mi propio cumpleaños. Esto debería contar como maltrato infantil, pero ni modo. Es Navidad, no Día del Niño. Como no quiero atrasarme, me paré bien temprano para seguir revisando peticiones.

 

Me llegó una carta de una tal Aurelis. Ella va a lo que va. Sin rodeos. No importa que me haya esmerado en años anteriores para llevarle la Barbie Lago de los Cisnes con las alas brillantes, la dragona de la Barbie Rapunzel o la casa rodante de Barbie… solo hace un listado con lo que quiere y ni un “Hola, Niño Jesús. Será que por favor me puedes traer…”. Todo mal. 

 

En cambio, la de Tomás tiene saludos, ¿dibujitos? de los regalos, bendiciones, la dirección de la casa y hasta las peticiones de su hermana incluidas. Un poco flojo de parte de ella, pero tengo que darles crédito por ahorrar papel.

 

Hay otra carta que es un poco extraña. La firma Crys. La caligrafía es legible, incluso bonita. No se parecen los garabatos que tienen las demás. El detalle está en que sé que Crys es una bebé de pecho, como yo. O no recuerdo haberle dado un libro de caligrafía Palmer o esto lo redactó su mamá. En fin, se aprecia el esfuerzo. 

 

Esta otra, de Isa, también es bastante particular: “Niño Jesús, prometo nunca dejar de leer libros si me traes una Nintendo DS”. Suena a que hubo intervención de más arriba. No sé si mis poderes divinos logren que su hija mantenga esa promesa, señora mamá de Isa, pero confiemos en su juicio. 

 

Sábado 23 de diciembre, 2023

 

Como dije hace unos días: no es fácil ser Niño Jesús. Hay casas que no reconocen mi primera chambaaaa. Los papás se llevan el crédito, pero se les olvida quién les hizo el milagro en primer lugar. Luisa estaba muy contenta con el Elmo Cosquillas que “le trajo su papá”. Ok, el señor rebuscó en media ciudad, pero ¿quién fue el que movió los hilos divinos para que diera con el último muñeco? Yo. Actúo de maneras misteriosas, sí, pero cumplo y merezco reconocimiento por ello. 

 

De paso que no solo compito con ellos. Me toca hacerle frente también al gordo de rojo, que es súper showsero. La vida es un jamón cuando tienes trineo, elfos y a Coca-Cola para que te haga el marketing. Pero este que está aquí va gateando, cargando regalos con manitos de bebé.

 

Otra gran lucha: el escepticismo. Elías, siempre tan curioso, aplicó el método científico para comprobar mi existencia. Obviamente hay que mantener cierto misterio, para que después todos anden diciendo que me conocen y son amigos íntimos. Como no encontró pruebas, concluyó que no existo. Ja. Aun así, me sigue mandando cartas, porque podrá morir la fe, pero nunca el interés por los regalos. 

 

Martes 26 de diciembre, 2023

 

Que sea el hijo de Dios no significa que soy perfecto, ¿ok? Estoy chiquito y me echo mis pelones. Alexis me pidió un oso de peluche y no vi el “polar” en la letra chiquita. Imagínense su decepción cuando vio que era marrón y no blanco. Bueno, espero que aprenda a quererlo con el tiempo. 

 

También pasé pena con Rita. Me pidió un disco de música. Le di instrucciones a mi papá –el carpintero, porque el biológico está muy ocupado– para que lo fuera a comprar y al parecer lo consiguió en el centro de Belén, porque resultó ser un disco pirata. Como un remix de merengue ahí todo guapachoso. Qué pena con la visita. 

 

Hay reclamos que sí no entiendo. El de la heladería Kreisel, por ejemplo. Ya escuché al menos tres quejas porque no dejé ese juguete bajo el arbolito. Si saben que no hace helado de verdad, ¿no? Pero siempre es: “¿Por qué el Niño Jesús no me trajo tal cosa?”. Nunca se preguntan cómo se portaron durante el año y si realmente se lo merecen. 

 

Bueno, ahora que salí de esto, hay que prepararse para la visita a Mérida en enero. Toca entrenar las piernitas, porque esa gente pretende que yo me pare. A esta edad, imagínate. Pero soy un niño que se debe a su público.

 

Atentamente,

Jesús

 

[Caña clara]

Tráeme un pelín de empatía

De la ilusión a la abstracción: dos psicoterapeutas infantiles nos orientan con una tradición que puede traer cierta tensión

 

🚨Esta sección puede contener spoilers, es para adultos 🚨. Hay dos momentos que los padres, madres y representantes quisieran postergar —o al menos eso nos dice el estereotipo—: cuando les preguntan cómo se hace un bebé y cuando les pillan poniendo ellos el regalo en el arbolito. Lo primero lo dejamos para otra Guarapita y lo segundo se lo preguntamos a dos psicólogas infantiles: ¿en qué momento una tradición se puede poner embarazosa? Con ustedes, Rosa Pellegrino (de Cecodap) y Nolibel Paredes (de Centro Snail):

 

Señales de alerta en una carta del Niño Jesús: «Muchos niños, por ejemplo, pueden escribir que desean temas no materiales. Que se solucionen conflictos en el hogar. Que ojalá el Niño Jesús pueda solucionar, por ejemplo, un malestar emocional que el niño pueda estar sintiendo. O pedirle al Niño Jesús que mamá deje de estar triste o que papá y mamá dejen de pelear o que mamá no le pegue a papá o viceversa. Que este tipo de cosas sean más importantes para los niños que por ejemplo recibir un carrito o un regalo tiene que llamarnos la atención» (Rosa Pellegrino).

 

Cuando al chamo le cuentan el spoiler: «Si bien es cierto hay muchos niños que se enteran por compañeros del colegio (por ejemplo) de que los que ponen el regalo del Niño Jesús son sus padres, y se sienten tristes y defraudados, para evitar esa tristeza hay que hacerles ver que es parte de la niñez, de esa fantasía que caracteriza a todo niño, y es hermoso verlos felices por esa gran emoción de la llegada de la Navidad. De esta manera, mientras van creciendo, van diferenciando la realidad de la fantasía» (Nolibel Paredes).

 

Cuando es el chamo el que no quiere romperle la ilusión a sus padres: «Sí, sin duda puede haber casos de niños que de alguna manera razonan: bueno, yo no puedo darme por enterado o por enterada porque esto haría sentir mal a mis papás, y se da esa situación como de: yo sé que tú sabes y yo sé y tú sabes que yo sé, pero nadie dice nada. Ahí, probablemente se podrían ir haciendo comentarios sutiles (mira, los niños creen en esto), en vez de una conversación frontal y cruda. Y pasar de “el niño Jesús trayendo los regalos” a: creemos en el niño Jesús, forma parte de nuestra religión, de lo que creemos como familia. Pero ahora vamos a transformar el tema de los regalos, la tradición no tiene por qué morir, solo que ahora nos regalamos entre nosotros, sabemos que el Niño Jesús sigue presente entre nosotros, pero de forma distinta» (Rosa Pellegrino).

 

Conflictos de creencias en casa: «Debemos enseñarles a los niños nuestra religión, pero sin llegar al fanatismo, brindándoles la oportunidad de aprender los valores y haciéndoles ver que el ser creyente de cualquier religión no los hace mejor o peor que aquel que no cree o simplemente no comparte nuestros ideales» (Nolibel Paredes).

 

El Niño Jesús me pichirreó: «Es un tema que le preocupa muchísimo a los padres, porque sienten que los niños tienen expectativas con respecto a lo que ellos pueden comprar o proveer. En un país como este no siempre pueden cumplir esas expectativas y eso genera malestar. Es importante que los padres y cuidadores sepan que no son mejores o peores padres por lo que puedan darle a los niños a nivel material, sino más bien por el tiempo de calidad, por el afecto, la orientación, la calidez, esas son las cosas que a la larga van a hacerle sentir a sus hijos que son amados. Ahora, sabemos que los niños, con todo el tema de la ilusión, obviamente creen que recibirán sin límites las cosas. Pueden trabajarse esos deseos dentro de ciertos límites: Al Niño Jesús a lo mejor le cuesta conseguir todos los regalos para todos los niños, quizás podemos elegir entre ciertas opciones, qué te parece si en vez de pedir la muñeca, la bicicleta, la laptop y el carrito pedimos estas dos últimas cosas para que el año que viene. Que a ellos también les importe ser considerados con el Niño Jesús puede ser una buena estrategia, no solo para cuidar el presupuesto familiar, sino también para trabajar con los niños la consideración y la empatía» (Rosa Pellegrino).

 

De qué va en realidad este asunto: «La creencia de la llegada del Niño Jesús es algo muy lindo de la infancia, es una emoción muy grande esperar la llegada de esa fecha, una linda tradición, es parte de la fantasía de todo niño. Debe estar enfocada en el amor, la honestidad, la buena voluntad y no en la amenaza, si el niño se porta bien o mal. Cuando los niños hacen su carta siempre debemos orientarlos que no solo se piden juguetes, sino salud, paz, prosperidad y unión familiar» (Nolibel Paredes).

 

[Melao]

 

Para un verdadero navilover –perdón, Studio Universal–, algún que otro regalo o juguete decepcionante es parte de la experiencia decembrina. Viéndolo en retrospectiva, es divertido… hasta que recuerdas que lloraste porque algo salió mal. Aquí van algunos regalos que no fueron tan provechosos.

 

🎁 Cuando estaba en primer grado, Leoner recibió el monopatín que había pedido y que necesitaba para quemar energía. Con eso y un balón de fútbol, todo sería perfecto. Bueno, cuando salió al estacionamiento de su urbanización para estrenarlo, no consideró la posibilidad de que la tembladera en un asfalto no tan liso –por decirlo bonito– pudiera hacer que se le dañara el eje de atrás y la rueda se saliera. Tenía 6 años, ¿por qué lo pensaría? Luego trató de arreglarlo poniendo colores de su cartuchera como eje. Obviamente, eso no salió bien.

 

🎁 Amilcar no es que haya recibido un mal regalo, pero sí lo dio. En una galaxia muy, muy lejana, llegó a regalarle a sus sobrinos un DVD con las dos primeras películas para ver: El expreso polar y Los Increíbles, que habían salido poco tiempo atrás. Equipo nuevo, películas nuevas, todo nuevo… nada debería fallar. Lástima que el DVD fuera de dudosa procedencia y ni siquiera un CD impoluto pasaría por un lector como ese. Al final, sí las pudieron ver, pero solo después de rezarle a los dioses que con 15 limpiadas con la camisa arreglan todo.

 

🎁 Luis y Esther son hermanos y tienen casi la misma edad. Eso era bueno, porque el 25 estaban jugando siempre juntos; pero a veces también malo, porque era clásico que uno dañara algo del otro. Cierta navidad, Luis recibió una retroexcavadora y a Esther no se le ocurrió otra cosa más que llenarle la pala de piedras. No piedritas chiquitas, piedras. Lo cierto es que cuando él quiso levantar la pala, el plástico cedió y chao: la retroexcavadora quedó como un camioncito sin utilidad.

 

🎁 Pero Esther también padecía de las mañas de Luis. Algunas veces, ambos recibían los mismos juguetes y, para diferenciarlos, los de ella tenían una pequeña marca con pintura de uñas. “Son niños inocentes, no deberían complicarse”, diría cualquiera que los viera en ese momento. No, señor, no era así: cuando se acababa una batería, se rompía una pieza, se perdía una casita, o lo que sea, Luis sustituía con lo de Esther. Para eso son los hermanos (?).

 

 

 

 

 

Con tus ojos lindos, Jesús, mírame. 

Y solo con eso, y solo con eso. 

Me consolaré

 

Vicente Emilio Sojo (Guatire, 1887)

 

 

 

 

Guarapita, un destilado de

Arepita 🍹