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La evolución del biberón: ¡yo también te mimo, mamá! 🍼
Domingo 19 de mayo de 2024
[Fruta]
Biberón en evolución 🍼
Bendición, mamá. Siempre te dedicamos el mes de mayo y muchos de nosotros repetimos que cada día del año es tuyo. Eso es verdad, pero de tanto repetir la frase pareciera que ha perdido valor. Es lo malo de esas fechas que pone la Unesco o cualquiera que le meta mano al calendario. Tenemos una idea sobre cómo ser hijos. Buena o mala, pero la tenemos: todos lo fuimos en algún momento. Pero la mayoría, o al menos yo, quisiera entender lo que sientes a diario. Lo que te han pedido por décadas. La evolución de lo que significa ser tú.
1958 |
No es toda la historia de la maternidad, pero sí por donde empezaremos el recorrido de hoy. Por allá, en la década de los 50, el rol de la mamá se veía muy diferente a lo que podemos encontrar en una madre actual. Sí, el amor por un hijo era el mismo. Sí, daba lo que fuera necesario para que ese carajito estuviera bien. Sí, era la primera en levantarse y la última de descansar. Pero no, no era igual que ahora.
Florinda dio a luz en 1958, un año después de casarse. Fue la primera vez que le pondría nombre a un bebé y descubriría el rol de una madre en primera persona. En aquel entonces, para ella, la imagen de la ‘mamá perfecta’ era la de una mujer amorosa y abnegada. Una muy parecida a su tía, con quien se crió.
A una madre de la época se le pedía unas tareas muy definidas difícilmente negociables: que cuidara siempre de los hijos y de su esposo. Y tener muchachos, claro, con la máxima pluralidad de la palabra. "No creo en fórmulas sino en sentimientos. Con alguien que ha estado en tu vientre, el amor se desarrolla. Se ve hasta en los animales (ver Melao). No me cabe en la cabeza que una madre no tenga amor con su hijo. Cada hijo que uno tiene, es una nueva experiencia. Cada hijo es una enseñanza". Florinda tuvo siete.
40 años después... |
Así como el sistema operativo de tu computadora o teléfono se actualiza cada tanto, el rol de una madre también lo hace. No es que ellas sean robots –aunque a veces lo parezca–, es simplemente que también se superan, se agotan, se molestan y se satisfacen a sí mismas. "Para mí no existe la mamá perfecta, es un ser humano y se puede equivocar", dice María Claudia, mamá de 51 años que vivió su maternidad de una forma diferente a la de Florinda.
"Creo que sí ha cambiado el rol de las madres con el paso de los años. Antes no trabajaban y estaban a dedicación exclusiva de su familia. Cambió la imagen de la ama de casa. Ha delegado en otras personas parte de la educación de sus hijos, por lo que ellos han aprendido muchas cosas de terceras personas", sostiene. ¿Qué implica esto?
Que cada madre es diferente.
Que cada hijo es diferente.
Que cada experiencia es diferente.
Y 20 años después... |
Quizás por todo eso, que mi mamá me mima no quiere decir que mi mamá no se equivoque, no tenga inseguridades o no se caiga. Parte de la idealización de la maternidad nace justamente en ese pensamiento que lo hace ver todo bonito, aunque la realidad diste tanto como la cola de un perro que quiere ser mordida. “He aprendido a mantener la calma en momentos en los no sabía qué hacer o cómo reaccionar. Y esto ha sido desde el día uno. En el que no sabes si llora por hambre, por sueño o por cualquier otra cosa. La maternidad es un reto constante, donde aprendes todos los días”, sugiere Paola, madre y periodista de 29 años.
Paola tuvo su hijo en 2021, un año después de que una colega suya, Desiré, también diera a luz. La experiencia de ella fue todavía más movida: en plena pandemia con la cuarentena meciendo la cuna. “Hay momentos buenos y momentos malos. Como todo. La maternidad es un constante aprendizaje en el que cuando crees haber dominado una forma de abordar a tu hijo, este pasa a una nueva etapa en la que las mismas palabras o acciones ya no funcionan y toca reestructurar todo de nuevo”, dice Desiré desde Argentina.
Hace tiempo, Paola vio un post de Erika De La Vega en Instagram que decía que la maternidad es movida, torpe, borrosa a veces, divertida, impaciente, expansiva, estresante, aleccionadora e incómoda. Es reinventarse una y otra vez.
Y nosotros añadimos: es también evolutiva.
[Caña clara]
Ser amada para maternar con amor 🤰🏻
Isabella y su esposo Beltrán Lares (ginecólogo y obstetra) fundaron juntos Aurora Madre, un espacio de acompañamiento amoroso para embarazadas y para la formación de nuevas doulas
El embarazo, parto y puerperio traen consigo una revolución emocional en el mundo interior de cada madre. Cada una es distinta de las otras, y cada experiencia es única. En una búsqueda de espacios dignos y amorosos, un grupo de mujeres ha decidido formarse para ser compañía y contención durante este proceso: las doulas. Conversamos sobre la labor de la doula en este transitar emocional con Isabella Polito, doula, consejera de lactancia y coordinadora de la Red Mundial de Doulas:
😌 Espacio para gestar
Como sociedad deberíamos asumir que la maternidad es el proceso creativo por excelencia. Esta mujer necesita que le demos el espacio para que disfrute ese momento, que es único en la vida de una persona. Entonces, ¿cómo darle apoyo a esa mujer? Cuidándola, haciéndola sentir amada. Dándole el espacio para que haga lo que ella quiera. Que si quiere dormir, duerma; que si quiere caminar, camine; que si no quiere hacer nada, no haga nada. Es decir, que no esté atada a hacer lo que hace siempre. Que se entienda que si está creando una vida, a veces va a necesitar, simplemente, estar sin hacer nada, porque su cuerpo está gestando, su cuerpo está creando una maravilla.
¿Qué deberíamos hacer? Hacerla sentir bien, no generarle estrés, no dar opiniones si ella no nos las pide. Por ejemplo, basta que una mujer esté embarazada para que mucha gente empiece a preguntar, decir y sugerir cosas que tiene o que no tiene que hacer —muchas veces sesgados por lo que ellos vivieron—. Y resulta que, muchas veces, ella simplemente necesita que la acompañen, que estén a su lado, que la hagan sentir cómoda y que no le den información si ella no la está pidiendo. Es un momento muy sensible, en el que su vida, cuerpo y cerebro se adaptan a esta nueva experiencia que es ser madre.
👨👩👧 La tribu como soporte emocional
El estado emocional de la madre varía mucho durante las distintas etapas del embarazo y la maternidad. Esto tendrá que ver con el contexto de la concepción, pero también con las hormonas que están apoderándose de su cuerpo. Puede sentirse un poco rara, tener más sueño. Pero es parte de lo que su cuerpo le está pidiendo, necesita descansar. Se espera que ella geste un bebé, sea productiva económicamente, sea inteligente, sea activa, que mantenga su vida igual. Pero resulta que no, la vida no es igual, está pasando algo dentro de su cuerpo que amerita un espacio, un tiempo, otro ritmo muy diferente al ritmo de la calle, de la ciudad, de la vida cotidiana. Es el ritmo de gestar un bebé.
En su mundo interior ocurren cambios que no son visibles ante los demás. Se activan las memorias de su infancia, de cómo ella fue recibida como bebé, de cómo fue su relación con su padre, con su madre. Entonces, es un momento muy movilizante a nivel emocional. Si hablamos del padre, de la persona que le acompaña, a esta persona también se le están movilizando emociones. Si no tienen un soporte alrededor, de personas sensibilizadas ante este proceso, se hace un proceso bastante solitario. Por ello, es importante buscar esa tribu que se ha perdido en la vida contemporánea.
👭 Doulas: constructoras de paz
La doula es una persona que tiene la comprensión emocional de lo que está atravesando la madre. Maneja información acerca de opciones de parto respetuoso, de médicos, de parteras, para que la mujer tenga el parto que ella quiera. Yo diría que, por eso, es una figura fundamental, importante. También ofrecemos herramientas para el manejo del dolor, para el bienestar de la gestante, para que se sienta más cómoda con algunos síntomas como los dolores de espalda, los malestares de las piernas, los mareos.
No debemos confundirla con una comadrona. La comadrona es una mujer que se capacitaba para atender los partos. La doula no atiende partos, no da opiniones médicas, no hace diagnósticos: estamos maternando a la madre, y al padre también si es necesario.
La pareja también se transforma cuando con la llegada de un bebé y eso también amerita compañía, tanto para la madre como para el padre. Las doulas buscamos una paternidad presente. Buscamos que este hombre se involucre y no se sienta ajeno a esto que está ocurriendo. A que sea copartícipe y a fortalecer su vínculo con el bebé, que sea consciente de que su compañera necesita contención y protección, y necesita de un proveedor que le permita criar a este bebé sin la presión de las preocupaciones financieras. Esto puede ser polémico, pero debería ser así, desde lo familiar hasta lo legal.
En mis formaciones de doulas, el módulo que tiene que ver con qué es ser doula se llama: la doula como constructora de una cultura de paz. ¿Por qué lo llamo así? Porque una madre que puede tener un espacio de acompañamiento —individual o con un grupo de madres— va a poder criar un bebé más amado y con más capacidad de amar. Esto tiene que ver con un proceso relacionado con la neurociencia, con las conexiones que ocurren en el cerebro de un bebé cuando es amamantado, cuando es protegido. La cultura de paz se construye desde el vientre materno.
Lee la entrevista completa en nuestro blog.
[Melao]
🐘 Los elefantes tienen el embarazo más largo de todos los mamíferos: 22 mesesotes. Obvio que ese bebé sale del horno listo para recorrer el mundo, pero mientras está chiquito y aprende a afrontar la vida, recibe el cuidado de todas las hembras de la manada, desde las más jovencitas hasta las más viejas. Son ellas las que ayudan a la cría a sostenerse y le muestran el camino para amamantarse –una actividad que hará en sus primeros cuatro años de vida–, además que le echan un ojo mientras su mamá va a buscar alimento y también hacen contacto afectuoso con el bebé (en cristiano: un cariñito).
🐙 En la categoría de “madre abnegada”, las mamás pulpo se llevan el oro. La hembra no come ni se mueve durante los meses que pasa incubando sus huevos. Entonces, cuando sus crías llegan al mundo, ya ella hace rato que está de salida. No importa si las madres viven libres o en un laboratorio, el comportamiento autodestructivo se mantiene: los científicos han documentado que los pulpos aceleran intencionalmente el proceso en cautiverio, golpeándose y mutilándose. Y no es como que los machos la pasan chévere cambur, porque corren el riesgo de que sus parejas los maten y luego se los coman.
🕷️ ¿Has visto el cuadro Saturno devorando a su hijo, de Goya? Bueno, la maternidad de la araña social africana (Stegodyphus dumicola) se parece un poco, pero al contrario. Cuando los huevos eclosionan, esta especie regurgita un fluido nutritivo para alimentar a sus bebés. Como es una actividad sumamente exigente y desgastante, las crías se comen viva a su madre a las pocas semanas. Incluso las hembras de la colonia que no llegan a reproducirse –solo el 40% lo logra, ya que alcanzan la madurez con mucha más lentitud que los machos– se sacrifican de esta manera por crías ajenas.
En cambio, yo imagino
que no te fuiste nunca, que sigues con nosotros,
que vives a mi lado,
oculta como el tiempo más pretérito,
presente como siempre están las madres.
Los castros olvidados, de José Ramón Muñiz Álvarez
Guarapita, un destilado de