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Dímelo en tu lengua: la cultura está para que la conozcamos 👅

Martes 31 de octubre de 2023

[Fruta]

Mi lengua, mi tierra

 

👅 ✍️ 🤓

 

Cada octubre ocurre algo más o menos parecido: el 12 es no laborable, pero no sabemos bien por qué. O bueno, muchos no saben bien por qué. Tampoco queremos meter a todos en el mismo saco. ¿Es el día de la raza? ¿El de la resistencia indígena? ¿El descubrimiento de América? ¿El encuentro de dos mundos? Sin ánimos de meternos en discursos políticos o partidistas, sale a flote una realidad que nadie – o casi nadie, de nuevo, para no enojar a los que sí saben– ignora: nuestras comunidades indígenas están lejos, mucho más de lo que quisiéramos.

 

Hablar de sus culturas es como hablar de algo exótico. De hecho, últimamente se les relaciona más por protestas, amedrentamientos y un montón de cosas que ponen de manifiesto las necesidades en las comunidades indígenas. No son ellos y nosotros, somos todos nosotros aunque entre nosotros no nos conozcamos del todo. Pero no nos desviemos. Este texto es sobre lo bueno, pese a que salga de refilón parte de lo malo. ¿Qué es lo primero de cualquier cultura que se ve a simple vista?

 

«Idúwali, bijisani».

«Gracias, te quiero», en baré.
 

Hay casos de casos, pero si le preguntas a Madelen Simó, periodista con años de experiencia cubriendo a las comunidades indígenas, lo primero que un pueblo originario muestra, si aún lo conserva, es su idioma. Mantenerlo es casi un trofeo, y cada palabra es como una medalla colgada en la vitrina del día a día. Para Simó, trabajar con las comunidades es como sentir la brisa del río, su calma y su respeto. Y hacerlo con su lengua nativa es expulsar sílabas de cultura. Cul-tu-ra.

 

«Lo segundo es su territorio, de donde vienen, sus ríos y sus conucos. Lo tercero es su gastronomía. Por lo menos esa ha sido mi experiencia con las historias que he contado. Creo que en la actualidad hay más preocupación por parte de los gobiernos, los periodistas, las organizaciones y la sociedad civil en mostrar nuestras comunidades indígenas, pero aún falta mucho para visibilizar sus dificultades y sus costumbres».

 

Madelen está casada con un miembro baré, una comunidad que en Venezuela se encuentra principalmente en el municipio Atures (Amazonas) y cuya lengua, si buscas en Google, está al borde de la desaparición. Con el paso del tiempo, en algunas zonas incluso predomina el ñengatú. Sin embargo, todo es relativo: «No se puede decir que se ha adquirido del todo el ñengatú. Gracias a los nichos lingüísticos en Atures, hay una revitalización o resurgir del baré. Hay un equilibrio idiomático del grupo arawak, sobre todo en los municipios Atabapo y Atures», dice Dixon, pareja de Madelen.

 

La cercanía familiar y profesional de Madelen le permite reflexionar sobre las fórmulas para conservar y difundir la lengua y los saberes indígenas. Es su trabajo y en parte, su responsabilidad: «Presentando un proyecto de historia bien fundamentada que conversamos a los editores de medios; formándose sobre temas de nuestros pueblos originarios para poder entenderlos; aprendiendo nuevas narrativas y pensando siempre en el periodismo hecho con la gente, con las comunidades».

 

«Wayakana shipijala tü mmakaa».

«Nosotros somos la crianza de la tierra», en wayuunaiki.

 

Wayuu es una palabra compuesta que de una vez explica mucho del pueblo. Wa proviene de waneeshia, que significa individuo. Mientras que yuu es un sufijo que denota pluralidad de lo que antecede. Un individuo que representa a muchos. Un concepto de sentido de pertenencia etimológico que rara vez podremos encontrar así como así. Como varias otras, la comunidad ha pasado por un proceso de transformación que deja en un segundo plano aspectos de su cultura y costumbres. Pero como señaló Madelen en el caso anterior, el idioma sigue en el top de las primeras cosas que aprende un niño.

 

«Al nacer y criarse un niño wayuu, aprende el idioma a través de las enseñanzas de sus padres y de su propia cultura. También se le enseña sobre la vida y la cotidianidad del ser wayuu, bajo la guía de los padres y los abuelos», sugiere José David González, director del Comité de Derechos Humanos de la Guajira. En pleno 2023, podríamos pensar que una educación multicultural y bilingüe es parte del reconocimiento a los derechos de un pueblo ancestral. Y aunque lo es, también es una vía para que esos saberes no disminuyan, sino todo lo contrario. Es más el medio que el fin: sembrar en el presente todo lo cosechado en el pasado. Así, el wayuunaiki, su lengua, seguirá vivo.

 

«Podemos ayudar a través de la creación de espacios lingüísticos, la promoción de la lectura y la escritura, con folletos, y medios de comunicación que hagan posible la preservación del wayunaiki y todo sobre la cultura wayuu: sus usos y costumbres, y la cosmovisión propia del pueblo», describe González.

 

«Awajabarawitu naminaya  jo ekuya kijukitane yaja kokotu ekuya kotubunewitu».

«Lo primero que se aprende es a andar y navegar a través del contacto natural con el agua y los juegos cotidianos», en warao.

 

El periodista deltano Eudo Torres narra las historias de su comunidad warao. Reconoce que parte de la cultura, sobre todo, el idioma de los suyos, se ha perdido a lo largo del tiempo. Aun así, hay medios como el portal Radio Fe y Alegría, o espacios creados por los mismos waraos, que tratan de traerlo de vuelta. Pero no es fácil. En las escuelas, por ejemplo, prima el español. Y por más que se intente, hace falta más. «El warao es cada vez menos usado por las nuevas generaciones. Es complejo responder sobre qué hacer para difundir más el idioma, habría que abordar varios aspectos».

 

Y así podríamos seguir buscando una conclusión al porqué las lenguas indígenas parecen estar en 3 y 2. Sí, es raro acudir a la Real Academia Española para darle la vuelta a otro idioma, pero para ella, cultura es el «conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época o grupo social». Conocimientos, justo de eso es que se trata: para hablar somos buenos, pero podríamos ser mejores.

 

[Caña clara]

Noticias en wayuunaiki

(de las bonitas también)

Nuestra entrevistada Eira González, del equipo de El Pitazo en la Guajira zuliana, nos envió este saludito en wayuunaiki. ¿Te atreves a leerlo en voz alta?

 

Hace unos cuantos añitos (en 1996) se estrenó una película venezolana que narraba la inusual conexión amorosa entre un desterrado nipón y una chica wayuu: Tokio-Paraguaipoa. A simple vista u oído, ciertamente, pareciera haber parecido misterioso entre el japonés y la lengua wayuunaiki. O quizás todo está en nuestra imaginación. Lo que no es imaginario es el trabajo del equipo de Alatakaa: El Pitazo suena en wayuunaiki, una iniciativa de El Pitazo para contar noticias en la lengua indígena demográficamente más hablada del país. Esto nos dijo la periodista Eira González:

 

☀️ «Alatakaa: El Pitazo suena en wayuunaiki es un altavoz para los wayuu que conforman el pueblo originario más grande de Venezuela y Colombia. Es un producto de El Pitazo que, como medio multiplataforma, presenta este contenido sonoro para acompañar a los pueblos indígenas. Donde hay un wayuu, está Alatakaa sonando como aporte y apoyo para el rescate y que se mantenga nuestra lengua, nuestro idioma».

 

☀️ «El contenido sonoro Alatakaa: El Pitazo suena en wayuunaiki cumplió un año e inicia una nueva etapa. Ahora sumamos papelógrafos y perifoneo. En sitios públicos, abastos, mercados y plazas, están los papelógrafos de Alatakaa donde se incluyen datos del tema que se trata en el podcast y también información de interés para los habitantes de los municipios indígenas del Zulia. El perifoneo se desarrolla en los sectores donde se reúne mayor número de personas, para que puedan informarse ante la falta de electricidad y de señal telefónica».

 

☀️ «Los tópicos abordados en las publicaciones incluyen temas como la violación de los Derechos Humanos y los problemas de servicios públicos: agua, electricidad, recolección de basura, transporte. Se han atendido denuncias por inseguridad en los municipios, atención y reclamos en temas de educación, riesgos por las inundaciones provocadas por las lluvias, fallas en la atención de emergencias y hospitales por falta de insumos, retrasos en la entrega de alimentos y desatención gubernamental».

 

☀️ «En el equipo de Alatakaa estamos el director de El Pitazo, César Batiz, la jefa de Información de El Pitazo, Sheyla Urdaneta, el maestro wayuu Isidro Uriana, que es quien traduce los textos, y estoy yo que escribo la nota y hago el podcast en wayuunaiki. Definimos los temas de acuerdo con el calendario wayuu y depende, también, de los eventos que ocurran. Lo importante es acompañarlos y que Alatakaa: El Pitazo suena en wayuunaiki sea el altavoz de todos».

 

☀️ «Los wayuu también han conseguido en Alatakaa: El Pitazo suena en wayuunaiki la posibilidad de contar sus buenas noticias. En este espacio tienen un lugar para apoyar, defender y mantener vigente de generación en generación su lengua: el wayuunaiki. Lo destacan en calendarios escolares propios según su cosmovisión, el rescate cultural y el legado ancestral, tan importante para esta población, que en Zulia abarca a los municipios: Mara, Guajira y Almirante Padilla y que se extiende a cualquier lugar donde esté un wayuu.

 

☀️ «Hacer Alatakaa es sentir que estamos ayudando al rescate y mantenimiento de nuestra lengua. Alatakaa suena también en otros territorios tanto en Zulia como en Colombia. También sobre Alatakaa ya han conocido personas en el extranjero. Incluso, otros pueblos originarios están interesados en repetir la experiencia».

[Melao]

👅 Caciques aborígenes venezolanos, que publicó el autor Antonio Reyes en 1951, es uno de esos libros que popularizó los nombres de origen indígena entre los venezolanos. Aquí puedes leer fragmentos. ¿Cuál ha sido el más usado en los bautizos? Tenemos un buscador estadístico que abarca los nombres que más emplearon nuestras madres y padres para poner a sus hijos en un período específico (1896-1996). Lamentablemente, no incluye los nombres con menos de 500 bautizos. A pesar de que de vez en cuando seguramente conseguiremos por estas calles algún Manaure, Guaicaipuro, Tamanaco o Yoraco, la verdad es que ninguno superó esa barrera matemática.

 

👅 Pero hay un nombre femenino bastante común: Tibisay, la princesa indígena de los mocotíes o mucuchíes de Mérida y pareja del cacique Murachí. Casi 9.000 venezolanas fueron bautizadas Tibisay en los 100 años indicados. Entre ellas, la que te conté y que en paz descanse, aquí no somos rencorosos.

 

👅 Salve rey: Lisandro Alvarado. En 1921 el etnólogo e historiador publicó un Glosario de voces indígenas de Venezuela que, más de 100 años después, se lee como una seda. Permaneció mucho tiempo inédito, pero lo tenemos disponible online gracias al Ministerio de Cultura (sí, hay que reconocer lo bueno). Allí leemos, por ejemplo, sobre la palabra “budare”: “el vocablo lo tenemos del caribe insular butali”. También leemos que “cachapa” es una voz de origen chaima, un pueblo hoy extinto del Oriente de Venezuela.

 

👅 “Ebe yama warotu manamo, jobaji daisa yatamo burujo eku ja yama. Tatuka inaraotuma era ja, a janoko omi,ubakitane dautuma a kua yata naburune a kajamana arai ububuya. Kuaimo, nome inaraotuma kokotuka mija”. Antes de que el corrector se vuelva loco, esto es warao y es un cuento que empieza así: “Érase una vez dos amigos extranjeros que se encontraban en una isla desierta donde había gran cantidad de animales salvajes. No tenían vivienda para dormir: se encaramaban en un árbol muy alto”. Busca el libro descargable (y varios más) en la sección de Recursos UNICEF de educación bilingüe indígena en Venezuela.

 

 

 

 

-"Nnojotsu wataraishin tü wapüshikat,

wala'jaa wamüinjatüka shia, we'irukuya"

(La familia no es como el sucio de la piel,

que se pueda limpiar, es la carne misma)

 

Luis Fuenmayor

comunicador indígena comunitario

 

 

 

Guarapita, un destilado de

Arepita 🍹