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Un "bloody mary" sobre educación menstrual 🩸

Tu relación con Andrés, el que baja cada mes, no tiene porqué ser caótica ni tampoco motivo de vergüenza

Domingo 23 de junio de 2024

[Fruta]

Sangronas y poderosas 🩸

 

 

Tenía 11 años cuando me bajó el período por primera vez. Apenas vi el manchón rojo, hice uso de mi ignorancia y grité: “¡rompí fuente!”, porque luego de ver cientos de partos en Discovery Home & Health, pensé que eran la misma cosa. Las llamadas de felicitación llegaron al toque. Tías y primas celebraban mi entrada al club de las sangronas, aunque no me explicaron lo que conlleva esa membresía. 15 años después, sigo sin entenderlo muy bien. 

 

No se asusten: ya no creo que la menstruación y los partos se asemejan. Pero sí he de admitir que estaba entradita en edad cuando supe que el ciclo menstrual no es sangrar y ya. “Bueno, Valentina, pero googlear no te costaba nada”, pensarán. En mi defensa, si bien crecí en un hogar solo de mujeres, ninguna hablaba abiertamente sobre su período. 

 

El equipo de marketing de la regla no la ha tenido fácil desde que el mundo es mundo. Estefanía Reyes, cofundadora de Proyecto Mujeres, me contó que, en la antigua Roma, Plinio el Viejo (23-79 d.C.) juraba la regla echaba a perder el vino y las cosechas. Entonces, que no te sorprenda si tu abuela no te deja batir la mezcla de torta si estás en tus días. “Estas creencias persisten porque tanto las religiones como la ciencia, siendo instituciones históricamente dominadas por hombres, han reproducido estos estigmas, usándolos como herramientas de control y opresión contra las mujeres y personas que menstruamos”. 

 

El repelús por la sangre nos limita. Muchas mujeres y niñas evitan actividades deportivas, sociales y recreativas durante la menstruación y, en consecuencia, se ven afectadas sus relaciones y autoestima. Por otro lado, hay información que pasamos por alto debido a los prejuicios. Para Eili Córdova, de la iniciativa Fluya Movimiento, la educación menstrual se restringe a tres cosas: enseñarte cómo usar una toalla sanitaria, a imponerte que no debes ingerir ciertos alimentos y a esconder que estás menstruando. “El estigma hace que muchas mujeres normalicen los dolores menstruales, sus cambios de humores y los estereotipos, como que somos ‘emocionales’ e ‘histéricas’ durante nuestro ciclo menstrual, y esto no nos permite tomar decisiones importantes”.

 

No te explican, por ejemplo, que las etapas del ciclo menstrual tienen diferentes coroticos físicos y emocionales. Por ejemplo, en la fase folicular (antes de la ovulación), puede que te sientas más diva, potra, lista para comerte el mundo, porque aumentan los niveles de estrógeno. Cuando ovulas, te entran ganas de reproducirte, así sea con tu ex. Pero ya cuando entra la fase lútea (después de la ovulación), viene la irritabilidad, ansiedad o tristeza, además de la falta de energía para cumplir con la rutina. 

 

Tampoco te avisan que el ciclo puede sufrir un reinicio de fábrica cuando tienes un embarazo. Dolores era un relojito: su período bajaba el día que tocaba y no tenía cambios de humor bruscos ni cólicos matadores. Luego de tener a su bebé, el sangrado se volvió más abundante, doloroso, y venía acompañado con náuseas, migrañas y un humor de perros. Cuando recurrió al dispositivo intrauterino (DIU), dejó de ser “esclava de sus hormonas”.

 

En este sentido, es más factible que tu médico te recete un método anticonceptivo para controlar tu ciclo antes que hablarte sobre cómo tus hábitos lo afectan (si necesitas una ayudaíta, lee unos tips que preparamos para ti en el Melao 👇). En el caso de Daniela, descubrió —por las malas— que sus trasnochadas le pasaban factura con reglas dolorosas, calorones e hinchazón. María, por su parte, recurre al ejercicio y a una dieta libre de alimentos procesados y lácteos para sentirse tranquila durante su período.

 

“Al entender la menstruación como una ‘enfermedad’ o una condición que necesita suprimirse con anticonceptivos, el campo científico ha eludido estudiar de manera sistemática y libre de sesgos el ciclo menstrual y origen de las condiciones asociadas a su desequilibrio, como la endometriosis o los ovarios poliquísticos. Estas enfermedades, que afectan profundamente a un número significativo de mujeres, aún no tienen cura o tratamientos efectivos. Lo que sí logró la medicalización de la menstruación fue vender con éxito la idea de que el cuerpo de las mujeres necesita ser “reparado” con la ayuda de fármacos para poder encajar en una economía y en unas instituciones (como la empresas o las escuelas) que no están hechas para las personas que menstrúan”, explica Estefanía.

 

Asimismo, de acuerdo con Eili, durante años la responsabilidad de la planificación familiar ha recaído en las mujeres. Por ello es más común que busquen información sobre cómo evitar embarazos, sin pensar en cómo puede afectar su ciclo menstrual, organismo y salud mental.

 

¿Este festival hormonal termina una vez se seca el chorro con la menopausia? No necesariamente. Las personas menstruantes podemos experimentar sofocos, sudoración excesiva, insomnio, incontinencia, ansiedad, irritabilidad, cansancio, entre otros síntomas. Además del cambio físico, Carrie, quien ya está en la perimenopausia (el paso previo), añade que se vive una suerte de shock porque tu reloj biológico manda señales —muy gráficas— de que estás envejeciendo. Por supuesto, también toca lidiar con los comentarios de terceros, la mayoría impertinentes, sobre tu proceso.

 

Con el período no hay nada escrito en piedra. Cada mujer, niña y persona menstruante es un universo, por lo que las particularidades varían dependiendo del organismo. Aun así, más allá de su dimensión biológica y reproductiva, la experiencia menstrual es también un asunto político, económico y cultural. Por eso, como bien dijo Estefanía, hace falta sacudirnos los prejuicios para reconciliarnos con nuestro cuerpo y detonar cambios políticos y sociales que procuren mayor justicia e igualdad.

 

[Caña clara]

Mi mejor marca: con el período 👟 

 

Arelys Rodríguez no siente que la menstruación sea algo vergonzoso para una deportista… pero nunca está de más un short negro. Foto: Zaga Deporte

 

🍅 «Llegó la señora de los tomates»: además de deportista de alta competencia, Arelys Rodríguez (46 años) trabaja con estudiantes de primaria y ha encontrado esa manera divertida de hablarles de la menstruación. La maratonista con experiencia en Juegos Panamericanos admite que no es el caso más representativo de un período mensual extremadamente doloroso, pero igual tiene sus historias para compartir.

 

☀️ «En mi casa siempre se habló con naturalidad del tema. Sé que hay gente que lo percibe como una enfermedad, pero en mi caso no es así. Me daban mis dolores de vientre fuertes, pero nunca interfirió en mis actividades cotidianas. Nunca dejé de ir a clases ni al trabajo por eso. Tener el período era como si saliera el sol. Empecé a ser atleta de alto rendimiento relativamente tarde, hace unos 12 años, y en el gimnasio mi entrenador me decía que había que hacer un plan diferenciado durante el período. Y yo sentía que no era tan así. Todo va a depender de cómo tú te sientas». 

 

🏃🏻‍♀️ «Si supieras que mi mejor marca en los 10 kilómetros fue con período, y en período fuerte. Llegué tercera en un Caracas rock. Durante toda la carrera me sentí perfecta. pero al llegar a la meta le dije a mi entrenador que no sentía las piernas: era por los calambres menstruales. Mi entrenador me dijo: menos mal que no las sentías. En una media maratón, como en el kilómetro 18, sentí como que me había hecho pipí, pero luego descubrí que era la menstruación. Llevaba un short negro. Generalmente uso ropa oscura abajo, pero tampoco siento que sea nada vergonzoso. Es como estornudar».

 

🩸 «No me va a dar por llorar todo el tiempo —aunque siempre he sido muy llorona—, ni por comer chocolate. No ando contando los días del mes ni nada por el estilo, soy muy libre en ese sentido. Nunca he dejado de correr por la menstruación ni me tumbé en una cama, pero cuando conocí a otras atletas me di cuenta de que no todo el mundo lo vive igual. Mi mamá incluso se desmayaba durante el período. Para mí no es inaguantable, tengo alta tolerancia al dolor y con frecuencia me basta con tomar un ibuprofeno. Pero con o sin dolor, todos deberíamos asumirlo como algo natural».

 

La psicóloga deportiva Rosa Beatriz Acosta nos contó su experiencia en el consultorio con la menstruación en atletas: escúchala aquí. 🔊

 

[Melao]

🩸 Diversos como las mujeres y las personas menstruantes, así son los métodos de higiene menstrual. Que si las clásicas toallas sanitarias, que si la copa…  Lo importante es que tengamos acceso a un material que absorba o recoja nuestra sangre, que tengamos espacios privados para hacerlo tan a menudo como sea necesario, y que tengamos acceso a agua y jabón para poder mantener limpia nuestra zona íntima. No importa el que escojas, eso sí: ojo con el tiempo de uso. Siempre debes cambiarlos con regularidad: las toallas y tampones cada 4 o 6 horas, la copa cada 12 horas o menos y la panty cuando sientas que es necesario. Así te mantendrás limpia y evitarás infecciones o irritaciones.

 

🍵 Sí, los cólicos menstruales y los dolores de espalda son tan reales como la sangre. Pero te dejamos algunos consejos para aliviarlos un poco. El calor puede mejorar la circulación y disminuir el dolor, por ello las almohadas térmicas o los pañitos tibios pueden ser graaaandes aliados durante estos días (un tecito también puede ayudarte). ¿Te duele la espalda? Ponte una almohada debajo de las rodillas, o acuéstate de lado y lleva las rodillas al pecho: sí, hacerte bolita también funciona. A algunas personas les sirve hacer un poco de ejercicio, con énfasis en UN POCO: recuerda que tu cuerpo necesita descanso, no te sobreexijas. Por último, comer sano también es importante, pero no hace daño un dulcito, solo no exageres con las grasas.

 

😌 ¿Sientes que tu ánimo cambia (y no para bien) antes y durante la menstruación? No estás sola, hermana. Los cambios hormonales no solo intervienen en el proceso del sangrado, también generan cambios emocionales. ¿Lo normal? Irritabilidad, ansiedad y fatiga, durante el síndrome premenstrual (SPM). ¿Lo no tan normal? Su hermano mayor: el trastorno disfórico premenstrual (TDPM), que afecta al 3-8% de las menstruantes, con síntomas más intensos y que puede provocar trastornos emocionales graves. Algunas prácticas de autocuidado —como dormir suficiente, hacer yoga o meditar para disminuir el estrés y compartir tus preocupaciones con tu red de apoyo— pueden ayudarte a gestionar los cambios de humor. Pero si sientes que te sobrepasa, no dudes en buscar ayuda profesional.

 

Con esta sangre que me corre entre las piernas

 

me hace dulce, me hace eterna

 

soy tan suave, tan violenta,

 

insoportablеmente perra

 

estoy mal y no me pesa.

 

Me he cansado de ser buena

 

solo quiero respirar, siento si eso te molesta

 

Entre las piernas, de Elsa y Elmar

 

Guarapita, un destilado de