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Ese jingle sí camina 🎵 ¿la música mueve electores?

Una canción no puede convertir a un mal candidato en uno bueno, sostienen los analistas, pero más de un opositor meneó las caderas al ritmo de temas como "Chávez corazón del pueblo"

Domingo 1° de octubre de 2023

[Fruta]

Hay un camino… de canciones

 

🙋 🗳️ ✅

 

 

Vive tu vida, dale alegría 🎵… Si escuchamos estas frases aisladas, semejan un llamado a un individualismo hedonista, no a un sistema colectivista como el que, se supone, ha sido impulsado los últimos 24 años en Venezuela desde el poder. Por otra parte, alguien que sufra cortes de luz o haya sido forzado a migrar se preguntará si es capaz de “vivir su vida”.Los versos de “Chávez corazón del pueblo” (2012), quizás el himno más poderoso de la banda sonora de estas dos décadas y media de chavismo, pueden parecer un sinsentido de uno u otro lado de la acera política, una colección de aquello que la historiadora Margarita López Maya ha llamado los “significantes vacíos”, tomando un concepto de Ernesto Laclau. Y un jingle electoral, la plaga egipcia de lo que debería ser una democracia: un sistema idealmente basado en decisiones racionales y análisis de propuestas, no en la emotividad “líquida” de una canción pegajosa.

 

Y sin embargo, para todo candidato electoral aplica el principio de Gilberto Correa: es mejor tener un jingle, y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo. Incluso aunque no se transmitan en televisión, el vehículo hipnótico por excelencia que solía invadir nuestras horas muertas, antes de que nos volviéramos consumidores más proactivos para buscar contenidos.

 

“Voy con Prosperi, prosperidad con Prosperi”, suena una especie de cumbia en uno de los poquísimos jingles que hemos escuchado antes de la primaria prevista para el 22 de octubre. A las canciones, como al vino, hay que darles tiempo de madurez —el oído, a diferencia de la vista, es un sentido conservador ante lo novedoso—, pero parece una triste sucesión del mismo partido (Acción Democrática) que cambió para siempre las reglas de la campaña electoral con “Ese hombre si camina” (1974), una composición del recientemente fallecido José Enrique “Chelique” Sarabia, el mismo autor de la universal “Ansiedad”.

 

A Carlos Andrés Pérez quizás lo identificamos en la memoria como un hombre que caminaba, saltaba charcos, sacudía los brazos y ganaba elecciones: “Esas manos que ves” fue otro de sus contundentes jingles electorales. Ninguna de esas canciones habla del delirio rentista de su primer gobierno, en la “Venezuela Saudita” (1974-1979), o del giro radical de su segunda llegada a Miraflores (1989-1993), cuando sincerar y liberar la economía nacional le costó un estallido social, intentos de golpes y un juicio político.

 

¿Una canción por sí sola puede empujarte a ganar una elección? “El jingle es un efecto resonante, un recurso mnemotécnico que hace que el elector se aprenda un nombre y repita una frase. Potencia la imagen de un candidato, pero ni compensa sus debilidades ni oculta la verdad”, reflexionaba en 2012 el músico y politólogo Justo Morao, autor de quizás el único libro que se ha escrito sobre el papel de la música en la historia electoral de Venezuela. Es decir, al parecer ni el mejor de los jingles (en teoría) puede hacerte cambiar por sí solo tu intención ante el tarjetón. Aunque sí hacerte bailar, como nos demuestra Gabrielys Bompart con un TikTok brillante que repasa parte del cancionero del chavismo. Uno de sus… ¿aciertos?

 

Hay quienes ven al PSUV como una continuación en el siglo XXI de lo que representó Acción Democrática en el período 1958-1999, con todas las abismales diferencias entre el legado y talante de uno y otro movimiento político. ¿De algún modo hemos regresado a la dicotomía de la “Cuarta República”, cuando los adecos representaban la pachanga y los copeyanos la seriedad?

 

Sí y no. La música no solo tiene que ser “pachanga”, también puede transmitir sentimientos de épica, urgencia, dramatismo o esperanza. La oposición a Chávez y Maduro también ha tenido sus hits, especialmente en la campaña de Henrique Capriles en 2012 (“Está aclarando la mañana”, “Hay un camino”, “Miles y miles”), y con la memorable versión de “Mi querencia” de Simón Díaz para las parlamentarias de 2015.

 

Para no pocas personas, volver a escuchar esos temas puede despertar una melancolía casi intolerable, quizás gran impotencia o decepción. Pero en su momento fueron el soundtrack de unas aspiraciones de cambio que siguen vivas en alguna parte del hipotálamo. Forman parte para siempre, también, de la rocola de un país.

 

[Caña clara]

“Son parte de la democracia venezolana”

Carmen Beatriz Fernández es urbanista, pero la conocemos sobre todo como analista y experta en comunicaciones políticas. Ella también tiene su beat y le preguntamos sobre el papel de los jingles electorales en nuestra historia democrática (y la no tanto).

 

¿Qué características debe tener todo jingle que aspira a ser exitoso?

 

“Un jingle es efectivo en la medida que es capaz de conectar y emocionar con las audiencias a quien lo estás dirigiendo. Y en ese sentido, el jingle tiene que ser parte del mensaje político. Es decir, el jingle debe estar alineado con la estrategia de mensaje. Si tú tienes un jingle que no está alineado con la estrategia de mensaje, pues probablemente no va a ser efectivo aunque sea un jingle de calidad musical como tal. Aunque tú lo tararees y aunque lo recuerdes, si no estás mandando el mensaje que es, pues no te sirve de efectos de la campaña”.

 

¿Qué beneficios trae un buen jingle?

 

“La música en general es muy importante, porque la música conecta con las emociones y la música es capaz de transmitir cosas que difícilmente pueden verbalizarse. Entonces, en política la música se usa mucho y se ha usado mucho siempre. Notable es, por ejemplo, el uso de las marchas durante la guerra o durante procesos bélicos. Las marchas suelen infundir ánimos, suelen infundir esperanzas o pueden infundir también deseos de vencer, pueden animar a los ejércitos. O sea, digamos que la música se ha usado tanto en la guerra como en la política como un elemento que permite transmitir mensajes que son más emocionales. Y en ese sentido los jingles tienen también ese componente”.

 

¿A partir de qué período de nuestra historia los políticos empezaron a hacer uso de los jingles para hacer campaña?

 

“Yo desde que tengo uso de razón creo que los jingles son parte de la democracia venezolana. Es difícil pensar en una campaña electoral importante que no tenga su jingle. Y esto es así también en Latinoamérica. Los jingles musicales no son tan frecuentes en Europa ni son tan frecuentes en los Estados Unidos ni en otras sociedades, como las asiáticas o africanas”.

 

Pareciera que el último "momento cumbre" de los jingles políticos venezolanos fue en la elección presidencial de 2012, con "Chávez corazón del pueblo" y "Hay un camino". ¿Por qué ya no escuchamos tantos jingles como antes?

 

“Posiblemente por la misma situación país. Tú tienes un país más deprimido, un país donde han emigrado 8 millones de almas, pero además cualitativamente es gente muy importante. Es por la misma razón por la que las telenovelas son malas, por la misma razón por la que los spots publicitarios son malos. Tú has perdido mucho talento. Más allá de los 8 millones de expatriados, tú has perdido muchos venezolanos talentosos, incluidos los músicos. El ‘Está aclarando la mañana en Venezuela’ fue una canción muy memorable. Yo la oigo y me emociono todavía. Y paralelamente, también tú tenías esa pieza tan importante de Chávez y del chavismo que era muy potente también. Ambas eran buenas en ese mismo sentido, en el sentido de que estaban conectando emocionalmente con las audiencias”.

 

¿Cuál es tu jingle político venezolano favorito? O no necesariamente que te guste, pero sí esté marcado en tu memoria.

 

“Yo recuerdo mucho el de Piñerúa. Creo que tuvo una gran pegada. ¿Con quién estás tu compañero? Con Luis Piñerúa, vale. Y el pitico de Piñerúa acompañaba al jingle”.

 

[Melao]

🎵 ¿Quién se acuerda del rapero de Henrique Salas Romer en la campaña electoral de 1998? Nosotros, aunque se repita que la historia solo la escriben los vencedores (en aquella encrucijada decisiva, Hugo Chávez). Su nombre era Gustavo Infante. ¿Qué fue lo que empezó Salas Romer? Según cuenta el artista, el rap en realidad comienza con esta frase: “Venía Salas Romer en su caballo”.

 

🎵 ¿Y quién se acuerda de Lloviznando Cantos? Ni en el mismo chavismo muchos, pero nosotros también. Esta agrupación venezolana, de la que no hay demasiados datos públicos, cuenta con el triste honor de haberle cantado un tema al dictador nicaragüense Daniel Ortega. Pero como hay que decirlo todo, dejaron un par de temas para el chavismo de gran valor emotivo, como “Militantes con Chávez” (una especie de fusil de “Matador” de Fabulosos Cadillacs, aunque sin duda hace parar los pelitos) y “El comandante se queda”.

 

🎵 Adelante comandante, ponte al frente con honestidad, comienza a amanecer en Latinoamérica: el coro de otro de los súper hits del chavismo, que no es exactamente un jingle electoral, sino un tema que le nació “del alma” a una banda española y antisistema de ska, Ska-P. Y se les ocurrió ponerle nada menos que “El libertador”, su verdadero título. Los panas le han cantado a toda clase de causas perdidas, inclusive la del equipo de fútbol Rayo Vallecano. Si te hace sentir más tranquilo, este año anunciaron su separación “indefinida”.

 

🎵 Atrévete-te-te-te, sal de la casa: ahora nos vamos a 2006, cuando en la campaña electoral de Manuel Rosales le pidieron “prestado” un tema a Calle 13. El reggaetón había llegado para quedarse entre nosotros, también en los jingles. "Su uso puede conllevar serias consecuencias legales para quienes la estén utilizando", reclamó entonces el abogado del dúo puertorriqueño (que en Venezuela tuvo su corazoncito político). Pero el equipo del candidato de la tarjeta “Mi Negra” se defendió alegando que no era un jingle “oficial”, sino una obra espontánea de artistas populares.

 

 

 

Pueblo

Pongamos al país en marcha

Es tiempo de confiar en él

Unidos, decididos, optimistas

Dile sí a tu país

 

 

 

Guarapita, un destilado de Arepita 🍹